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lunes, 24 de febrero de 2020

VIERNES DE TERROR - CARNAVALES DE ESPANTO

En la década del ´60, y del ´70, al corso de Alto Verde-Llavallol, en la calle Bahía Blanca también llegaban grandes figuras como "Mister Chile" de los "Titanes en el Ring", actores y payasos para los niños. 
También llegaba al Club Juventud Unida Sandro en su primera actuación con "Los de Fuego". El Cine Antártida, frente a Firestone pasaba las de Tarzán, Chaplin y Luis Sandrini, así como los Westerns más famosos. En el Kiosco de "Don Emilio" compraba los libros de Historietas de Lupín, Dartagnán, El Tony y los intercambiaba con amigos. Patoruzú era un clásico ineludible y los Superhéroes rondaban nuestra fantasía, se vendían disfraces de Batman, de Peter Pan, ó nuestras Madres aplicaban sus artes de costureras para elaborarnos el mejor traje, para después participar en un concurso. 
El papel picado, la serpentina, la nieve, el éter, los cohetes en navidad y Los Reyes Magos eran la felicidad de los niños de casi todas las familias. ....remedando a Serrat: "tenía diez años y un gato......" (yo más bien, siempre tuve perritos)....., y un árbol grande que me servía de casa auxiliar a mis juegos.. Y entonces, en Carnavales, en aquellos años -en los cuales casi no había TV en las casas- llegaban las grandes Comparsas, murgas de Carnaval; algunas muy originales, con acrobacias; "Los Caballeros del Espacio", llegaban haciendo piruetas y pirámide humana, "La Maravillosa" (de Loma Verde, creo) y la impactante, y he aquí el tema del miedo: "los amos del terror" era una comparsa que llegaba sin chicas en trajes brillantes tipo vedette, sin acróbatas ni malabaristas como las otras, sin provocar a la gente, sin falsos negros (pintados con betún), sin la fanfarria ni los grandes tambores que hacían el TAN-DARARATA TAN DARARATA TAN-TAN-TAN, y los CHIN CHIN PUN de los platillos, No.Nada de eso, se llamaban "los amos del terror" eran seres fantasmagóricos; mitad cadáveres, mitad zombies, y otra llamada "los funebreros" cargaban un ataúd en una carro fúnebre transportado a mano, en un vehículo negro de dos ruedas (abierto, se veía el ó la difunta), era llevado por dos funebreros pálidos y, ellos mismos también con aspecto de muertos-, ojeras pronunciadas, comisura sangrienta en los labios, rictus de abandono, a su lado un preso con sangre en las vestiduras arrastrando la bola de hierro, una novia cadavérica con el novio haciendo juego víctimas de un cruento accidente, etc., etc. (estos personajes me traumatizaron a mis 6 ó 7 años, porque después ya no me quería quedar solo en sitios oscuros pues se me aparecían estos esperpentos, creo que me tuvieron que llevar al Psicólogo, el Dr. Armesto y se me pasó el trauma). Demás está decir que algunos vecinos intentaban hacerlos reír ó tentar y era imposible, tenían bien asumido el papel (ó se habían escapado de ultratumba en realidad).


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