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viernes, 31 de enero de 2020

FOLKLORE ARGENTINO y POLÉMICA



La función de adaptar a un escenario la música popular, su difusión masiva, llevó un proceso de años, y el Festival de Cosquín, a partir de los ´60 es responsable de ese fenómeno que introdujo una guitarra y una zamba en muchos hogares, en coincidencia con una gran ola migratoria interna del campo a la ciudad. Los primeros artistas eran de extracción puramente autóctona, criollos y con un sentido de pertenencia a sus zonas provincias, bien definidos.

Andrés Chazarreta y Atahualpa Yupanqui son considerados los padres del folklore nacional, al haber sido los primeros en sistematizar el rescate de las músicas, las danzas y las voces populares de la Argentina…Desde los años ´50 llegaron a las radios, también establecieron “peñas folklóricas” y luego accedieron a la TV en blanco y negro. Y fueron incorporándose Tropilla de Huachi Pampa, Jaime Dávalos, Eduardo Falú, Chango Rodriguez, agrupaciones como Los Fronterizos, Los de Salta, Los Chalchaleros, Hermanos Ábalos, Los Quilla Huasi, Nocheros de Anta, Horacio Guarany, José Larralde, Cuchi Leguizamón, Jaime Torres, Arsenio Aguirre y muchos más. Como muchos mantenían sus formas originales, cuando surgió una avanzada modernista incorporando otros estilos y arreglos, En los años ´70 se popularizó una frase para describir lo que no era puramente música autóctona en su forma original; “proyección folklórica”, de la mano de diversos movimientos de renovación musical y lírica (en esto podemos incluir “el nuevo cancionero” y el “manifiesto de la nueva canción” con Armando Tejada Gómez, y del que finalmente surgiría Mercedes Sosa*), y luego Los Huanca hua, Cuarteto vocal Zupay, Opus Cuatro, Los Trovadores. La región del sur trajo a Marcelo Berbel, Aimé Painé, Victor Velázquez (aunque entrerriano, interpreta milongas sureñas), Hugo Gimenez Agüero, Suma Paz, Argentino Luna y muchos más. La zona litoral tuvo su auge con Tránsito Cocomarola, Tarragó Ros, Blas Martinez Riera, y tantos otros. Así el noroeste se manifestó con Los Carabajal y su extensa familia, incluyendo a uno de los grandes como Peteco Carabajal, Los Manseros Santiagueños, la zona centro con Edgard y Carlos Di Fulvio, Perla Aguirre y así cada zona pudo exhibir las cualidades de sus músicos tradicionales, a cuantos se puediera incluir, y lamentablemente es practicamente imposible por lo extenso. Con esto elevaban a una categoría incierta y difícilmente delimitable una cantidad de interpretaciones de vanguardia que estaban surgiendo.
Un tema conocido, ejecutado o adaptado a otros ritmos, o con otros instrumentos que no son los que utilizó su autor, le llama “versiones”.
Recordemos que Folklore, en sentido estricto, es aquél que surge en el campo, en la montaña, en comunidades originarias, muchas veces de autores anónimos, de tradición oral y en el sitio propio en el cual se están manifestando. Una baguala en la puna, interpretada con caja por un cultor originario de ese sitio es verdaderamente folklore, cuanto más puro, mejor. Parece que, cuando ese mismo individuo va a la ciudad a ejercer su arte, ¿ya no es folklore?. Si es así; casi nadie ya hace folklore. Técnicamente, la denominación adecuada es música de proyección folklórica de Argentina.
Estimo que el 90% de lo que actualmente se interpreta en el Festival de Cosquín son “versiones”.