Uno trata de hacer aportes
a la canción. Y en realidad; no puedo vivir sin el canto. En vísperas de
cumplir 50 (cincuenta) años con la Música y el Canto, pudiera hacer un repaso
sobre mi trayectoria en esta carrera. Desde un 6 de Enero de 1964 cuando tuve
una pequeña guitarra en mis manos, y la cual fue mi primera ilusión musical, mi
primer contacto con las cuerdas de aquél regalo de mis Padres. Se abrió ese
horizonte y me marcó para siempre. Y lo sé porque encontré aquella “Cartita a
los Reyes Magos” que guardaba Mamá en un cajón, en la cual Yo, de escasos ocho
años, les pedía una mandolina. Y los Reyes se equivocaron; (afortunadamente) me
trajeron una guitarra. Mi primera Guitarra. Desde hacía aproximadamente dos
años antes ya cantaba yo, parado en el muro de un buzón frente a la puerta de
mi casa y los vecinos se paraban a escucharme, no sé si con asombro, ó lástima.
Después vino la buena guitarra criolla,
las clases de Música y desde entonces no he parado nunca. Luego, en la Primaria
me convocarían a cantar en los actos escolares. Toda la Secundaria y hasta en
la Universidad. Toqué bombo, quena, charango y últimamente estoy incursionando
en el teclado. He trabajado en la radio como Productor y Conductor.
Y debo reconocer que tuve
la suerte de despertar a aquél movimiento llamado: “la nueva canción” que nació
en 1963 en Mendoza-Argentina, que sostiene que: “La canción puede ser un
instrumento de opresión, mediatización y desarraigo de la personalidad social y
nacional, o un vehículo revolucionario contra toda sumisión, alienación y
vaciamiento cultural no solo de los hombres y mujeres, sino de los pueblos, aún
aquellos de milenaria tradición”. (Manifiesto del "Nuevo Cancionero"),
por eso aprendí a escuchar a Don Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Hamlet Lima
Quintana, Armando Tejada Gómez, Tito Francia, César Isella, Eduardo Falú y
tantos otros, que se sumaron a ese mensaje, como Don Horacio Guarany (a los 16
años pisé de telonero, en el mismo escenario que él
actuaría para cerrar esa
noche en el Parque Lomas) Antes, sin darme cuenta, en el Festival de Tango y
Folklore de Llavallol, había cantado en el mismo escenario en el cual esa tarde
cerraría Don José Larralde. Por eso es que estoy aquí, y soy así. El Movimiento
de Alí Primera en Venezuela, llegaría mucho después en mi vida, me impactó y
vine a conocerlo en 1985, justo en Febrero, cuando ya lo perdimos. Junto al Chango Nieto (centro), Rubén, Catriel |
Los primeros temas que
compuse fueron en la década del Setenta. Pero ¿he vivido de la música?. Pues
no. Sé, por haber compartido con algunos grandes artistas, talentosísimos
músicos que ya no están, que ellos, aún con tanta calidad interpretativa y
conocimientos, se han perdido prácticamente en el anonimato, y han pasado sin
pena ni gloria a la eternidad. Desde entonces desconfío de una justa selección,
de la tal “fama”, del destino, de la suerte. Solo los iguales hemos reconocido
a algunos grandes, pues nos cabe el poder de la buena selección. Como melómano
califico bajo mis gustos y preferencias, pero intentando una postura neutral y
universal. Sé respetar la jerarquía y la experiencia. También he visto
encumbrar a tanto producto del “show business”, sin nada que ofrecer realmente,
que es peor el arrebato de injusticia.
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