22 ABRIL 2017 –Hace un año llegaba desde Buenos Aires mi querida Prima
Silvia a visitar Venezuela, por primera vez , y ha dejado gratos recuerdos que
estaba meditando. Mi prima, ahijada de Mamá,
a quien vi crecer y convertirse en señorita, y luego, al casarse con
Rubén, ya esposa y madre de dos niños, tengo el orgullo de ser padrino de su
hija María Eugenia.
Silvia llegó al Aeropuerto Simón Bolívar y debió recorrer el largo pasillo, ya que la cinta transportadora esa vez falló.., hizo la interconexión entre Aeropuertos y llegó al despacho de los vuelos nacionales para volar a Mérida, luego de las poco más de seis horas de vuelo por Aerolíneas Argentinas, desde Buenos Aires. Aquí la esperábamos en El Vigía (aeropuerto alternativo que se ha vuelto fijo desde hace unos años), para venir hasta la ciudad de Mérida, la de las más altas cumbres de Venezuela, la de las nieves eternas, una ciudad de "eterna primavera".
Al día siguiente nomás de su llegada era el Cumpleaños de mi suegra y compartió una pequeña celebración que se le hizo. Así fuimos hacia el páramo a comer Parrilla Argentina a “Valle Hermoso”, el Parque de Scarpecio, donde siempre vamos los argentinos en Mérida a comer y pasar un buen rato. Otros días fue en la Panadería del Centro Comercial Garzón, y otros Centros Comerciales nuevos, el Estadio Metropolitano que se hizo en 2007 para la Copa América, las instalaciones de Trol Cable, el nuevo Teleférico Mukumbarí y establecimientos turísticos, disfrutando algunos días en familia, de descanso y también devoción, ya que en Mayo se hacen las oraciones a la Virgen María. Ya que ella también es Cursillista, nos habló de su experiencia en la formación religiosa. El Padre Gerardo se estrenaba como nuevo cura de la comunidad y también la Capilla fue centro de cantos y meditaciones cercanas al excelente Centro turístico de alta calidad como lo es la Hacienda San José.
Al día siguiente nomás de su llegada era el Cumpleaños de mi suegra y compartió una pequeña celebración que se le hizo. Así fuimos hacia el páramo a comer Parrilla Argentina a “Valle Hermoso”, el Parque de Scarpecio, donde siempre vamos los argentinos en Mérida a comer y pasar un buen rato. Otros días fue en la Panadería del Centro Comercial Garzón, y otros Centros Comerciales nuevos, el Estadio Metropolitano que se hizo en 2007 para la Copa América, las instalaciones de Trol Cable, el nuevo Teleférico Mukumbarí y establecimientos turísticos, disfrutando algunos días en familia, de descanso y también devoción, ya que en Mayo se hacen las oraciones a la Virgen María. Ya que ella también es Cursillista, nos habló de su experiencia en la formación religiosa. El Padre Gerardo se estrenaba como nuevo cura de la comunidad y también la Capilla fue centro de cantos y meditaciones cercanas al excelente Centro turístico de alta calidad como lo es la Hacienda San José.
Se atrevió a venir cuando en el mundo entero se vociferaba las mil
atrocidades sobre el “régimen” de Maduro en Venezuela, la represión, la
“dictadura”, y no se cuantas sandeces más que siempre hace la derecha
internacional sobre los gobiernos que no son sumisos al imperialismo (como en
Nicaragua actualmente).
Pero bueno, disquisiciones políticas aparte, tenemos gran afinidad con
las ideas de Silvia. Siempre las tuvimos desde jóvenes (ambos).
Presencié las galanterías de algunos de sus pretendientes cuando era nuestra vecina allá en Llavallol. Ella trabajaba en la Empresa Nacional de Telefonía –ENTEL- en Capital, y viajaba todos los días ida y vuelta hasta su hogar. Agraciada con su porte, gracia, simpatía, carácter y atractivos, era muy apreciada por vecinos, amigos y conocidos. Tanto es así, que creo recordar algunos de sus galanes, que la cortejaban. No mencionaré sus datos, pero han sido luego buenos amigos y excelentes personas de bien. Es decir; se apreciaba en los modales y comportamiento que , -sin llegar al requerimiento de un estrato acomodado, ó “condición social”, implicaba individuos con dedicación al trabajo, al estudio, a la buena música, y gustos similares. Claro que eso solo ocurría en aquellos años. En esa época aún se estilaban como “buenas costumbres”, que las muchachas solteras no salieran solas en las primeras citas con amigos, pretendientes, y entonces los hermanos menores hacían de “Chaperones”, es decir: “cuidadores” (estorbos; para mejor entendimiento) entre la supuesta parejita, que no hacía sino conversar y algunas miradas cómplices, alguna caricia inocente. Pues tanto era así, que con mi Primo Paty, accedíamos gustosamente a acompañar a mi prima, cuando alguno de sus prospectos de novio, la invitaba a salir. Éramos los invitados de rigor, y recibíamos algún obsequio del pretendiente; es decir –no sé si para alejarnos de la escena-, el supuesto candidato nos ofrecía amablemente algún dinero para ir a comprar helados ó golosinas, sandwichs (-si queiren-…, -nos decía- …je ¿no íbamos a querer?) y salíamos corriendo, olvidando nuestra férrea tarea de cuidar de la dignidad de nuestra prima. Claro que, nuestra tardanza –para frustración del susodicho- nunca era mucha, y regresábamos vigilantes a compartir la merienda. Estas invitaciones podían incluir salidas con entradas al Cine, a la Piscina, ó alguna reunión social, en la cual también estábamos invariablemente incluidos los acompañantes fijos, indeseados (por el caballero de turno).
Presencié las galanterías de algunos de sus pretendientes cuando era nuestra vecina allá en Llavallol. Ella trabajaba en la Empresa Nacional de Telefonía –ENTEL- en Capital, y viajaba todos los días ida y vuelta hasta su hogar. Agraciada con su porte, gracia, simpatía, carácter y atractivos, era muy apreciada por vecinos, amigos y conocidos. Tanto es así, que creo recordar algunos de sus galanes, que la cortejaban. No mencionaré sus datos, pero han sido luego buenos amigos y excelentes personas de bien. Es decir; se apreciaba en los modales y comportamiento que , -sin llegar al requerimiento de un estrato acomodado, ó “condición social”, implicaba individuos con dedicación al trabajo, al estudio, a la buena música, y gustos similares. Claro que eso solo ocurría en aquellos años. En esa época aún se estilaban como “buenas costumbres”, que las muchachas solteras no salieran solas en las primeras citas con amigos, pretendientes, y entonces los hermanos menores hacían de “Chaperones”, es decir: “cuidadores” (estorbos; para mejor entendimiento) entre la supuesta parejita, que no hacía sino conversar y algunas miradas cómplices, alguna caricia inocente. Pues tanto era así, que con mi Primo Paty, accedíamos gustosamente a acompañar a mi prima, cuando alguno de sus prospectos de novio, la invitaba a salir. Éramos los invitados de rigor, y recibíamos algún obsequio del pretendiente; es decir –no sé si para alejarnos de la escena-, el supuesto candidato nos ofrecía amablemente algún dinero para ir a comprar helados ó golosinas, sandwichs (-si queiren-…, -nos decía- …je ¿no íbamos a querer?) y salíamos corriendo, olvidando nuestra férrea tarea de cuidar de la dignidad de nuestra prima. Claro que, nuestra tardanza –para frustración del susodicho- nunca era mucha, y regresábamos vigilantes a compartir la merienda. Estas invitaciones podían incluir salidas con entradas al Cine, a la Piscina, ó alguna reunión social, en la cual también estábamos invariablemente incluidos los acompañantes fijos, indeseados (por el caballero de turno).
Con el paso del tiempo, los “guardaespaldas” fuimos perdiendo terreno,
algo nos habrá dejado mal parados, ó la moda nos apartó de escena. Otro de sus pretendientes, haciendo alarde de
no se qué.., un día en una reunión (uno de esos Festivales folklóricos/Asados/Peñas,
en los cuales mi Papá estaba en la organización, y a veces yo cantaba), decía
que uno de estos candidatos, llegó a comer como 10 ó 15 huevos fritos. Creo que
ese fue el último día que fue visto por las inmediaciones. No sé si nos causó gracia,
asombro ó terror. Y ¿Cómo olvidar el gran amigo de la familia, también prendado
de Silvia, que en una fiesta, al descorchar una botella, descerrajó su pantalón
quedando en paños menores (menos mal que no se hizo otros daños)? Ese también
se perdió por un tiempo -no sabemos si por la bochornosa escena-, y luego se fue a la Provincia de Misiones.
¡ que vida la de Silvia ¡. Su
infancia fue de lujo y elegancia, ya que vivía en una mansión –creo en la calle
Vallejos -, cerca de la Estación Antonio Devoto - Villa Urquiza-, su Padre era
militar y tenían un buen status de vida. Lo cierto es que recuerdo esa casa, cerca
de la estación de tren, desde donde salíamos con mi primo a espiar el Cine de
la zona, ya que él conocía un escondrijo por donde podíamos entrar. Asimismo
los juegos, -nada inocentes-, de arrojar un balde de cal a los transeúntes,
montados sobre un árbol, detrás de la pared que daba hacía la calle que va
hacia la vía del ferrocarril. Es que mis Primos Carlitos y Paty eran tremendos,
y yo me plegaba a sus andanzas de escondernos bajo las vías del tren ó la
terraza de la casa de mi tío Juan Carlos.
Junto a mis primos Graciela, Claudia, Carlitos, Alejandro (los más
contemporáneos) tuvimos una linda infancia y adolescencia, que compartíamos en
la casa de mi Abuela materna, Ángela en Villa Pueyrredón (nosotros llamamos
“Devoto”), con sus inolvidables domingos de ravioles caseros, la masa la
preparaba el día anterior.., las tortas de Tía Elsa ó Susy, los matambres que
hacía Tío Victor, y en diciembre las “quiquiriquiatas”, en fin exquisiteces
inolvidables.
Pero volvamos a Silvia, cuando tuvo la edad de conducir y carnet de
manejo de vehículos, ya tenía una motoneta, Siambretta creo, que le había
regalado su Padre –si mal no recuerdo- de color marrón, impecable, y era la
sensación del momento. Luego, más tarde- se la vendió a mi Papá, que salía a cumplir
sus tareas – de distribuidor, levantar pedidos, reparto de mercaderías -, habiéndole
adosado un side-car, que le había hecho construir, que parecía el “supercar”
(una serie infantil con muñecos, de la época),
y también en los fines de semana nos llevaba de paseo en esa especie de
tándem, convertido en “triciclo”, hasta le puso una capota, e íbamos guarecidos
de la lluvia y el mal tiempo. Como mi viejo, junto con Mamá, era un gran
luchador social, siempre bregó por las mejores condiciones del barrio, y era Dirigente
de la Sociedad de Fomento Alto Verde, con la cual se consiguieron desde
alumbrado público, asfalto, plazas, escuelas, hasta la que es hoy la
Universidad de Lomas de Zamora. Por sus vinculaciones con autoridades;
organizaba desfiles en las fechas patrias, con visita del Intendente, bomberos
y en los Carnavales se organizaban uno de los mejores “Corsos” del Partido de
Lomas de Zamora. Las Comparsas más representativas de la zona se disputaban la
oportunidad de participar en los desfiles. El Club Juventud Unida de Llavallol
recibía a los Artistas más relevantes del momento; allí debutó Sandro, llegaba
Sergio Denis, Palito Ortega, Los Wawancó, es decir los mejores cotizados en la
escena. Y a todos esos espectáculos íbamos en familia. Mi primo y Yo, corriendo
por las escaleras, por la terraza del Club (él que sale en la película “Luna de
Avellaneda), atropellando a la gente que bailaba, haciendo las mil travesuras. líamos
de paseo con el jeep de mi Papá
Por los años ´70, luego de vivir en otras casas de capital, luego de la
separación de sus padres, fue que Silvia llegó a vivir a Llavallol, ya que mi
Tía Celia compró una casa al lado de la mía, y allí llegaron a vivir junto a su
hermano –mi primo Alejandro “Paty”-.
Cantidad de correrías llegan a mi memoria. Los niños no tienen idea del
peligro, los límites y los alambrados. Para nosotros “la pampa” era nuestra, y
salíamos a correr aventuras por los campos. Una vez nos topamos con un repollo
gigante en tierras (para nosotros de nadie), porque así lo creíamos y nos lo
llevamos. Mamá asustada pedía que lo devolviéramos, pero…. ¿a quién?. Otra vez
que nuestra sed de novedades nos llevaron a esos mismos predios, nos sacaron a
tiros.
Luego mi primo tuvo una bicicleta, con la cual primero salía a vender
pollitos, de plumas amarillas brillantes como la seda, los llevaba vivos en una
caja con huequitos para que respiraran. Luego fue repartidor de productos
Bonafide; golosinas y alimentos. Luego tuvo una motocicleta. En fin, eso será
para otra historia…
¿Y Silvia?; pasaron los años y a su debido tiempo, llegó con un novio de
Capital, un gran tipo, que mi Mamá llamaba “ojitos lindos”, serio y elegante, muy familiar y simpático que
cayó bien a toda la familia. Además cantaba como Polo Román, el de Los Chalchaleros,
y tocaba el bombo que había en casa. Compartíamos el gusto por el folklore y
nos hicimos buenos compinches. Ese era el ambiente de veladas inolvidables, con
grandes guitarristas que acompañaban a mi Tía Celia, cantando tangos, y a mi
cantando folklore. Unos músicos extraordinarios como Ramón Agustín Aguilar
(hijo natural de José María Aguilar, guitarrista de Gardel), Vares, Vicente
Gianturco y hasta se acoplaba un acordeonista, Orlando Caruso.
Como no recordar los “Diciembres” que se vivían en el fondo de mi casa,
con una mesa larga y toda la famila reunida; mis Tíos; Juan Carlos, Victor, los
Primos; Susana, Silvia, Graciela, Claudia, Carlitos y Alejandro. Se sumaban los
flamantes novios ó pretendientes y todo era una fiesta. Derrochando vinos,
sidra y hasta Champagne, el excelente asado que preparaba mi Papá, y la
cordialidad y jolgorio que reinaba en las reuniones, en las que nunca faltaba
la música en vivo.
Eso trae el recuerdo. Pero ahora, compartimos algunas faltas y dolores,
ausencias. Han partido para siempre algunos familiares. El respeto y la congoja
nos oprime el corazón.
Silvia llegó al Aeropuerto Simón Bolívar y debió recorrer el largo
pasillo, ya que la cinta transportadora esa vez falló.., hizo la interconexión
entre Aeropuertos y llegó al despacho de los vuelos nacionales para volar a
Mérida, luego de las seis horas de vuelo por Aerolíneas Argentinas, desde
Buenos Aires. Aquí la esperábamos en El Vigía (aeropuerto alternativo que se ha
vuelto fijo desde hace unos años), para ir hasta la ciudad de Mérida. Ya
llegando, lamentablemente habían comenzado algunas manifestaciones en la
ciudad, y supongo eso le marcó los temores de su estancia. Desde el 19 de Abril
habían comenzado unas protestas llamadas “guarimbas”, aupadas por el sector más
radical de la oposición que no escatima en daños y agresiones incluso armadas,
ya que no son pacíficas. Debido a ese tipo de disturbios callejeros nosotros
nos tuvimos que mudar de un sitio privilegiado en el centro, en el año 2014, ya
que algunos estudiantes, y mayoría de “infiltrados” violentos (incluso
paramilitares colombianos), toman algunas calles de la ciudad causando daños
considerables. Amparados en el anonimato
y la agitación constante, mantienen en vilo a toda la sociedad por un tiempo,
buscando provocar muertes y pánico, es una especie de terrorismo (MADE IN USA,
según el Manual de Gene Sharp- OTPOR, Manos blancas), que planifica la
oposición para derrocar al gobierno, cosa a la que estamos acostumbrados porque
la hemos vivido intermitentemente, desde que asumió un gobierno socialista, y
al que nunca le han dado tregua. Como están financiados desde el exterior, la
situación dura mientras llegan los dólares y en tanto no consiguen su objetivo,
se diluyen paulatinamente. Pero el daño económico, el impacto social y los
desmanes que provocan es considerable, aparte de la pérdida de algunas vidas,
provocadas en los enfrentamientos buscados constantemente para presión
internacional alegando “derechos humanos”, cuando los abusos provienen de ese
sector radical.
No obstante se podía transitar normalmente por otras arterias, libres de
problemas, y acudir a comercios, Restaurantes y sitios de esparcimiento. Al día siguiente nomás de su llegada era el
Cumpleaños de mi suegra y compartió una pequeña celebración que se le hizo. Así
fuimos hacia el páramo a comer Parrilla Argentina a “Valle Hermoso”, el Parque
de Scarpecio, donde siempre vamos los argentinos en Mérida a comer y pasar un
buen rato. Otros días fue en la Panadería del Centro Comercial Garzón, y otros
Centros Comerciales nuevos, el Estadio Metropolitano que se hizo en 2007 para
la Copa América, las instalaciones de Trol Cable, el nuevo Teleférico Mukumbarí
y establecimientos turísticos, disfrutando algunos días en familia, de descanso
y también devoción, ya que en Mayo se hacen las oraciones a la Virgen María. Ya
que ella también es Cursillista, nos habló de su experiencia en la formación
religiosa. El Padre Gerardo se estrenaba como nuevo cura de la comunidad y
también la Capilla fue centro de cantos y meditaciones en la HSJ.
En la casa nos desayunamos diariamente con café con leche recién
ordeñada, arepas, pan y manteca, y los almuerzos preparadas por Mercedes, de la
gastronomía local, como el pabellón criollo, cachapas, sancocho (una especie de
puchero), acompañadas por jugos naturales de parchita (maracuyá), guanábana,
lechosa (papaya ó fruta bomba), guayaba, etc.. y por la tarde los mates con la
yerba mate “Picada Vieja” que trajo Silvia, además de dulce de leche típico
argentino, y a la noche algunos té de hierbas medicinales ó aromáticas, como
menta, anís, malojillo, cedrón, hierbabuena, romero, etc..
Tuvimos que luchar con una plaga de mosquitos que llegó por el extraño
calor de esa temporada, algo infrecuente, ya que el clima suele ser constante
de temperatura 20 Celsius grados todo el año, como “la ciudad de la eterna
primavera”.
El 1ro. de Mayo, aparte del consabido Mensaje Anual, el Presidente Nicolás Maduro anunció aumento salarial y el inicio de un proceso Constituyente que se realizaría el 30 de Julio, para reformar la Carta Magna, lo cual fue el signo que determinó el fin de la "guarimba", los sectores violentos cesaron sus protestas, una vez realizado dicha votación ratificada por más de 8 millones de votos.
Pero Silvia, no pudo presenciar ese momento de calma y pasividad que se logró luego de la Constituyente, ya que estuvo hasta el 26 de Mayo.
Silvia, que además es Cosmetóloga, le hizo un extraordinario tratamiento de belleza a Marlene, cosa que pude apreciar unos días luego de su partida.
Silvia, que además es Cosmetóloga, le hizo un extraordinario tratamiento de belleza a Marlene, cosa que pude apreciar unos días luego de su partida.
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